Siempre se me dá por escribir de madrugada, mientras todos duermen. Es como detener el tiempo, en una falsa calma. Nunca sé bien por donde arrancar, pero las palabras fluyen y me dejo llevar, como en un sueño. Imágenes que aparecen parpadeantes en mi mente, y la necesidad de compartirlas, aunque no tengan un sentido real para el que lee. Aunque lo más importante a veces quede en el tintero, revolverse el alma cada tanto, perder por un rato la razón. 
Quedar tan expuesta, se siente como si te pudieran romper con sólo dos palabras, en un segundo, aunque no lo sepan, ni yo lo diga.

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